sábado, 28 de febrero de 2009
Y a veces tengo ganas de tener la decencia de decirme: ese no es mi cuerpo, esa no es mi cara, no son mis perros ni mis padres, es todo prestado, de un amigo, mi vida está en un país lejano y exótico, al que no se llega por avión, con reyes, magos y aprendices, de héroes y ladrones, de viajes y canciones, y es que en el fondo de todo hombre que busca la gloria, no recide más que un niño al que le contaron demasiados cuentos
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