el cálido elemento se deslizó por la gargante. La sensanción gratificante fue al instante... los ojos se le humedecieron un poco, pero valió la pena reconfortar aquel vacío en el pecho con el abrasivo sabor del lúpulo y la cebada... que gloria, que placer, mueve con la lengua el licor disfrutando en cada parte de su paladar su exquisito gusto, automáticamente, sintió irse los problemas, las angustias, todo se esfumó, para siempre, la sensación fue hermosa, hermosa
el hombre quiso mas, mas, mas, hasta sentir su cuerpo empapado en aquel embriagador nectar, hasta sentir la ropa pegajosa, húmeda en el alcohol... las botellas acumuladas en un rincón, aquel estado de embriaguez, tan santo, tan divino, tan precioso, la inconciencia, la despreocupación, dios, dios, su lengua pide más, su gargante pide más, se asfixia, se ahoga en la necesidad de más, más, más, más más más mas mas mas mas
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